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lunes, 29 de diciembre de 2008

El secreto de la libertad

“No hay nada que dé tanta libertad de palabra, nada que tanto ánimo infunda en los peligros, nada que haga a los hombres tan fuertes como el no poseer nada, el no llevar nada pegado a sí mismo. De suerte que quien quiera tener gran fuerza, abrace la pobreza, desprecie la vida presente, piense que la muerte no es nada. Ese podrá hacer más bien a la Iglesia que todos los opulentos y poderosos; más que los mismos que imperan sobre todo.”
(San Juan Crisostomo).

jueves, 25 de diciembre de 2008

Nacido de una mujer


«El Señor vino a ella para hacerse siervo.
El Verbo vino a ella para callar en su seno.
El rayo vino a ella para no hacer ruido.
El pastor vino a ella, y nació el Cordero, que llora dulcemente.
El seno de María ha trastocado los papeles:
Quien creó todo se ha apoderado de él, pero en la pobreza.
El Altísimo vino a ella, pero entró humildemente.
El esplendor vino a ella, pero vestido con ropas humildes.
Quien todo lo da experimentó el hambre.
Quien da de beber a todos sufrió la sed.
Desnudo salió de ella, quien todo lo reviste de belleza»

(San Efrén de Siria, Himno «De Nativitate» 11, 6-8).

¡FELIZ NAVIDAD DEL SEÑOR!

martes, 23 de diciembre de 2008

Una de médicos

Os cuento una anécdota preciosa. Me la contó hace unos días un médico amigo.
Isabel era una niñita de apenas cuatro años, sufría una de esas enfermedades llamadas raras, de mal diagnóstico y difícil curación (no me pidáis más datos).
Tenía una oportunidad de recuperarse. Su hermano de cinco años había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla. Así que los médicos estudiaron la posibilidad de realizar a Isabel una transfusión de sangre de su hermano, esperando que también su sangre pudiese desarrollar los anticuerpos que la salvasen.
Digan lo que digan, lo de sacarse sangre no es agradable para nadie, imaginad el mal trago del pobre chiquillo.
Un médico se acercó al niño antes de empezar la transfusión e intentó explicarle la situación, diciéndole que tenía que dar su sangre, para que su hermana se pusiese bien, y le preguntó si sería valiente para hacerlo...
El chiquito dudó solo un momento antes de suspirar y aún un poco asustado decir: “Sí, yo quiero que se ponga buena mi hermana”.
Lo acostaron en una cama junto a la de su hermana y comenzaron la transfusión que fue todo un éxito. Se notó con mucha rapidez la mejoría de Isabel que aprendía, con la sangre de su hermano a vencer su enfermedad.
Contentos por el resultado todos, el médico que había hablado con el niño entró en la habitación y felicitó al muchacho por lo valiente que estaba siendo. Entonces el chico se puso pálido, dejó de sonreír y se le saltaron las lágrimas. Se volvió y preguntó al médico asustado:
- “¿A qué hora empezaré a morirme?”
Pensaba que le daría toda su sangre a su hermana... y aún así se la daba. Sí, señor, eso es un niño valiente.

sábado, 13 de diciembre de 2008

A cuatro voces...

Podría buscar una excusa para poner este post... pensé en algunas: observar el esfuerzo de alguien y cómo una sola persona es capaz de cantar a cuatro voces; destacar cómo la música puede evocarnos tantas cosas... pero creo que tampoco hace falta.
Me lo encontré, me encantó y lo comparto con todos. Disfrutadlo.



La letra está compuesta por frases sacadas de la saga original, y los subtítulos son juegos de palabras de las bandas sonoras de Williams que se cantan y aspectos de Star Wars. No creo que sea necesario traducirlo. Dice:
[Close Encounters of the Droid Kind]
You must use the force (repeat ad nauseum)
[Raiders of the Lost Wookiee]
Long time ago, far far away (repeat)
Kiss a wookie, kick a droid
Fly the falcon through an asteroid
Till the princess is annoyed
This is spaceships, it's monsters, it's Star Wars, we love it!
Come and help me, Obi Wan
X-wing fighter and a blaster gun
Dance with Ewoks, oh what fun!
This is spaceships, it's monsters, it's Star Wars, we love it!
[Super Han]
Get in there you big, furry oaf
I couldn't care less what you smell
I take orders from only me
Maybe you'd like it back in your cell
Your Highness, your worshipfulness, your highness, your worshipfulness
No one cares if you upset a droid
(nobody cares if you upset a droid)
That's because droids don't tear your arms out of socket.
(nobody cares)
I suggest a new strategy: let the Wookie win
That's because nobody cares if you upset a droid.
[ET the DiscoTerrestrial]
Now we listen to Luke whining:
One more season... One more season...
One more season... One more season...
I was gonna go to Tashi Station for power converters
Now I guess I'm going nowhere.
It just isn't fair.
[Jaws: the Wookiee]
Wooookie (repeat)
Someone move this walking carpet (repeat)
Kiss your brother, Kiss your brother (repeat)
Princess Leia
Well I guess you don't know anything about women.
Who's your daddy? (repeat)
[Jurassic Darth]
Luke, I'm your father (That's not true!)
It is useless to resist (My hand!)
Come with me my son, We will rule (I'll never join you!)
Search your feelings it is true
So you have a twin sister
Who Obi Wan was wise to hide (Is that Leia?)
If you will not turn
Then perhaps she will
Give in to your hate
You are mine
Long Long Long Time ago... Far Far Far Far Away
Long Long Long Time Ago, Far Far Far Away (repeat)
Kiss a wookie
Kick a droid
Fly the falcon through an asteroid
Till the princess is annoyed (She's annoyed!)
This is spaceships, it's monsters, it's Star Wars, we love it, it's true
Episode 3
Coming to you
In 2005
So Let's go (go go go to the movies)
Stand in line (buy buy buy me some popcorn)
Cause it's al- (please I'd like extra butter)
most the time (Join the dark side...)
May the Force be with you all
John Williams is the man

lunes, 8 de diciembre de 2008

La Purísima

Hoy es día de devoción.
Es la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
¡Llena de gracia; la saludó el ángel... “llena de Dios, sin que nada más quepa en ella” (decía ayer un buen cura).
Sirva este post como un pequeño homenaje a la Purísima.

Hay quien piensa que los graffitis se han inventado hace tres días... ¡Qué va! Se conocen muchos de la época del Imperio Romano (no sé si en Roma aún queda alguno), y se han utilizado desde siempre para reivindicar aquello en lo que se creía (y tal vez un poco para fastidiar el muro del prójimo). Me gustaría poneros un ejemplo precioso de ello:

Sevilla, año 1613.
(La Iglesia aún debatía si se debía proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. La fiesta llevaba, sin embargo, siglos celebrándose. Sólo en 1854, el papa Pío IX, declaró solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción, pero nuestro pueblo se anticipó más de doscientos años en defensa de su creencia).

Los dominicos del convento Regina Angelorum mantenían la postura contraria a la proclamación del dogma. Durante el Sermón en la fiesta de la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre, el prior se atrevió a afirmar que la Virgen María no había sido concebida sin pecado original sino que "había sido concebida como ustedes y como yo y como Martín Lutero".
Y el pueblo sencillo se amotinó. En pocos días estalló casi una revuelta popular, los sevillanos sintieron como suyo aquella cuestión teológica, y dejaron clara su postura.
Por toda Sevilla se organizaron jornadas de desbordante fervor mariano. Diariamente se veían procesiones de desagravio, largos cortejos de fieles precedidos por un estandarte con la efigie de María (los “Simpecados”). Recorrían las calles de la ciudad cantando alabanzas a María y se hicieron populares las coplas:
Aunque no quiera Molina
ni los frailes de Regina,
ni su padre provincial,
todo el mundo en general
a voces, Reina Escogida,
diga que sois concebida
sin pecado original.

Coplas que el pueblo sencillo sabía transformar, con un poco más de "aje" si cabe (osea, un poco más de "ángel", para quien no sepa andaluz):
Aunque se empeñe Molina
y los frailes de Regina
al prior y al provincial,
y al padre de los anteojos
(tenga sacados los ojos)
y él colgado de un peral)
María fue concebida
Sin pecado original.

Ya veis cómo se lo tomaban aquellas buenas gentes. Y hoy nos parecerá mentira, pero Sevilla se volcó en aquella verdad, que más allá de lo que dijeran los intelectuales, el pueblo sabía bien. Y por toda la ciudad se podían leer rótulos y pintadas que decían: “María sin pecado original”.
Graffitis de la época barroca española, graffitis del Siglo de Oro.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Mi manca...

“Mi manca” en italiano quiere decir “echo de menos” (literlamente “me falta”, que hay que reconocer que se explican bien cuando quieren).
Acabo de llegar de Roma, de una visita relámpago en la que he podido reencontrarme con tantas personas, tantos recuerdos y tantos sentimientos, que mucho me temo que os queda más de un post romano (estos dos días han dado para muchas intuiciones).
Creo que ya he contado que viví en Roma tres años en los que estuve estudiando para obtener la Licenciatura en Sagrada Escritura. Fueron tres años preciosos e inolvidables que me han marcado para siempre. Que hoy "mi mancano", que hoy echo de menos.
“Bentornato a casa!”... así me saludó uno de mis amigos al llegar a Roma. Va y me lo suelta así, y yo sonrío y disimulo (pero por dentro me emociono). Porque de algún modo es así como me siento, he vuelto a casa.

Llegué recién ordenado sacerdote y me sentía un extraño en aquella ciudad de locos. Me costó, y mucho. Después entré en el misterio de la soledad, del asombro, de la confianza en Dios, y aprendí a agradecer el tiempo que debía pasar en aquella ciudad. Finalmente, cuando volvía a España (¿quién lo diría?), me subí llorando al avión y me despedí llorando de todo lo que allí dejaba.
En Roma encontré amigos y compañeros que me ayudaron a superar las dificultades con su cercanía, su sonrisa, su sencillez... descubrí sacerdotes y religiosas capaces de amar a Dios y al hermano sin más aspavientos (sólo porque merece la pena hacerlo). Años después me acerco a Roma para acompañar a una de mis compañeras cuando alcanza el doctorado y lo más bonito es que, al reencontrarnos después de tres años sin vernos, me siento como si hubiésemos salido ayer de la Biblioteca y nos hubiésemos dicho “A domani!”, como tantas tardes hicimos. Hay lazos que no se deshacen nunca.
Allí encontré un grupo de chavales geniales, cada uno con su vida, con su historia, con sus miedos y proyectos, necesitados de Dios y de los demás... ellos me enseñaron a ser cura. Me enseñaron a esforzarme por comprender, y me descubrieron que en cada corazón se esconde un maravilloso tesoro, y que merece la pena cavar. Años después, mis chavales conducen, trabajan o van a la Universidad. No importa, serán siempre “mis niños” y yo sigo siendo “il don” (osea el cura). Hay gente maravillosa, que merecen ser queridos.
Encontré también el mejor equipo del mundo, amigos que me enseñaron a trabajar, a entregarme, a hacerme pequeño y al mismo tiempo a hacer necesario mi ministerio. Encontré a quienes supieron apoyarme en los momentos de dolor y con quienes pudimos reírnos en medio del esfuerzo y el cansancio. Años después, casados ya y con distintas preocupaciones y esfuerzos, siguen siendo mis amigos y me hacen sentir de nuevo en casa.

Y diréis que a qué vienen estas confesiones.
Un cura va y viene, marcha de un lugar a otro y parece no tener casa fija. Yo mismo, en mis pocos años me he mudado ya varias veces. Es difícil, pero uno aprende que vivir es peregrinar y que al peregrinar, en cada paso se deja detrás algo de sí y se lleva algo de los demás.
Yo no puedo más que dar gracias a Dios. Hoy recuerdo Roma, pero podría recordar cada una de los lugares y las personas que he conocido en mi camino y siempre, siempre, tendré que agradecer a Dios lo que he podido dejar y lo que me he llevado... y sobre todo, saber que mi casa cada vez es mayor.
Es cierto que “mi mancano”, que los echo de menos... pero he aprendido que la gente que se ama no se queda en el camino, uno los lleva siempre consigo y algo de uno permanece en ellos. Y la mayor lección es que por eso, precisamente por eso, merece la pena servir, dar, entregarse uno mismo... amar (aunque a veces duela).
Doy gracias a Dios, por cada momento aprovechado, por cada palabra, cada risa, cada lágrima y cada abrazo compartido en aquellos tres años. Y pido perdón si perdí algún minuto y si me dediqué a algo que no fuese querer a los que entonces tenía a mi lado y a los que después debía tener.
Roma me enseñó a aprovechar cada momento, cada oportunidad de amar a quienes sigo conociendo en mi camino y entran a formar parte de él. No sé que será mañana de mí, pero sé que ayer en Roma estaba en casa, y sé que hoy, aquí en Jerez, también lo estoy.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Espera y Esperanza


En mi parroquia, solemos elegir lemas que nos ayuden a vivir el momento que celebramos en cada tiempo. El lema de este adviento es “Espera y Esperanza”.
Pues sí, “espera y esperanza” porque ha comenzado el Adviento. Muchos ni siquiera sabrán qué es. Adviento son las semanas en las que los cristianos nos preparamos para el nacimiento de Jesús que “viene en la historia de la humanidad para tocar a la puerta de cada hombre y de cada mujer de buena voluntad, para ofrecer a los individuos, a las familias y a los pueblos el don de la fraternidad, de la concordia y de la paz” (el Papa lo explica muy bien).
Sin embargo, parece que la esperanza tiene muchas dificultades para abrirse camino en nuestras vidas. Hasta en las cosas de Dios a veces perdemos fuerzas, ánimo o incluso interés. Vivimos en un mundo de seguridades y consumismo, en la cultura del placer, de vivir el presente. No importa el mañana, y menos el pasado mañana, y mucho menos aún esos lejanos días que anuncian los profetas y los soñadores. Importa el día de hoy, el momento que está en nuestras manos y sería algo fabuloso vivir así, si no olvidásemos que nuestro hoy es para los demás, o es un hoy caduco. La realidad es que si vivimos sólo para nosotros acabamos sintiéndonos presa de un mundo en carrera por el poder político, social, económico, donde parece que solo se puede vencer (esto es ganar dinero, prestigio, admiración o afecto, poder...) o morir. Así se corre el riesgo (y tristemente a menudo pasa) de perder la esperanza de vivir.
En el mundo de la revolución tecnológica y de la informática, de la globalización, del neoliberalismo y del relativismo, experimentamos impotencia, indiferencia, desesperanza, frente al crecimiento de los problemas sociales, personales, del hogar, de la falta de un trabajo digno, de la falta de seguridad. Estamos demasiado acostumbrados a las escenas de miseria y violencia. Vemos en televisión imagen de niños muriéndose de hambre, imágenes de inmigrantes maltratados, imágenes de guerra y muerte “en vivo y en directo” (a veces no sabemos distinguir una película de una noticia)... Y miramos a través de la pantalla y sentimos la impotencia de “no poder hacer nada”. A veces incluso optamos por ignorar la realidad: ya que nos parece imposible esperar un cambio de esta realidad o trabajar porque se cumpla un cambio.
El Adviento es el tiempo en que se recuerda que otro mundo es posible, que mañana será un hoy mejor para todos y que Dios viene. Que podemos esperar y que debemos tener esperanza.
La espera es la actitud paciente de quien aguarda la llegada o la aparición de alguien o de algo que, de momento, está ausente. El que espera sólo puede entretenerse, distraerse, pero más allá, la esperanza es el deseo que lleva a provocar la aparición o la construcción del objeto esperado. Como una madre espera esperanzada el nacimiento del hijo que crece en su seno. Sólo se puede esperar con esperanza aquello que de alguna manera depende de mí también.
Esperar -con esperanza- es "desear provocando", desear algo tan apasionadamente que se entrega uno a la realización de eso que se espera.

Eso es lo que hacemos los cristianos en este tiempo. El Adviento es tiempo de acelerar la llegada de una humanidad nueva, distinta, recreada con la paz, la justicia, la reconciliación y fraternidad. Es tiempo que esponja e ilusiona, ilumina y gratifica. Es tiempo para acoger el don que Dios nos ofrece en Jesús. Es tiempo de construir la Paz; vivir la Comunión; alentar la Esperanza; gestar con paciencia un mundo distinto.
“En Adviento, la liturgia nos repite con frecuencia y nos asegura, como queriendo derrotar nuestra desconfianza, que Dios «viene»: viene para estar con nosotros, en cada una de nuestras situaciones; viene para vivir entre nosotros, a vivir con nosotros y en nosotros; viene a llenar las distancias que nos dividen y separan; viene a reconciliarnos con Él y entre nosotros” (eso también lo ha explicado mejor el Papa).
Así que en eso estamos. Esperar que llegue el Señor con la esperanza de que cuando llegue el Señor, ¡y llegue como llegue!, tenemos futuro, y no cualquier futuro, sino ese futuro que Dios anuncia, en que todo será distinto. Ese mañana que también Dios espera.