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domingo, 19 de diciembre de 2010

El secreto


Aquel caminante apenas lograba ya mantenerse en pie. El camino había sido muy largo y muy duro. Y el hambre lo había hecho desfallecer.
Con los ojos medio extraviados miraba a un lugar y a otro por ver si algo o alguien podía aliviar su hambre.
Lejos divisó un monasterio. Se atrevió a llamar. ¡Qué alivio! Le dieron comida. Le dieron cama. Le dieron un excelente trato. Y le dieron hasta una bolsa de dinero para el camino.
A la mañana siguiente se marchó dando saltos de contento. Pero, al anochecer, ante el estupor de los monjes, volvió con la bolsa llena de dinero, como se la llevó, y la tiró sobre la mesa. «Quiero más -dijo-. Me habéis tratado muy bien, me habéis dado mucho, pero os guardáis lo mejor: me he dado cuenta de que vosotros sois felices sin dinero. Sed generosos de una vez conmigo y dadme vuestro secreto de felicidad. Me interesa más que el dinero».

3 cosas que me dicen:

Loren dijo...

Bueno... me ha gustado todo menos el final. Algo idealista, subrealista,... Creo que en los dias que nos estan tocando vivir tenemos la necesidad de ser mas terrenales y menos espirituales.

Un Saludo. CAJON DE VIDA

Unknown dijo...

Triste

Aniña (@vampyevil) dijo...

Felices fiestas
que se cumplan todos tus sueños!
besitos