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martes, 25 de octubre de 2011

VIDA (Octubre: interrupción voluntaria del embarazo)

"A veces se usa una expresión de refinida hipocresía para denominar el aborto provocado, se dice que es la 'interrupción del embarazo'. Los partidarios de la pena de muerte tienen resueltas las dificultades. ¿Para qué hablar de tal pena de muerte? La horca o el garrote pueden llamarse 'interrupción de la respiración' (y con un par de minutos basta); ya no hay problema. Cuando se provoca el aborto o se ahorca no se interrumpe el embarazo o la respiración; en ambos casos se mate a alguien. He dicho hace ya tiempo que lo más grave que ha ocurrido en el siglo XX, sin excepción, es la aceptación social del aborto. No el hecho excepcional que siempre ha acontecido, sino su consideración como algo admisible, incluso un 'derecho' con total olvido de que el aborto provocado consiste simplemente en matar al niño antes de que nazca."

(Julián Marías, filósofo español)

viernes, 21 de octubre de 2011

Nueve sabias respuestas


Tales de Mileto nació en Tebas, en el año 625 A.C. y murió en Atenas a los 78 años.
Considerado como uno de los siete mayores sabios de Grecia, fue matemático, astrónomo, y un gran pensador. 
Su talento matemático era poco común. Consiguió establecer con precisión la altura de las pirámides, con sólo medir la sombra que proyectan y fue por estos trabajos que se le considera el Padre de la Geometría.
Fue el primero en dar una explicación lógica a las ocurrencias de los eclipses, y en sustentar que la Luna brillaba por reflejo del Sol, y por consiguiente, determinó el número exacto de días que contiene un año.
Para probar que su conocimiento podía tener utilidad práctica, afirmó que un determinado año, la recolección de aceitunas sería excepcional. Entonces él arrendó la mayoría de las destilerías de aceite de Mileto. Con esta maniobra ganó buen dinero, con el sólo propósito de hacer callar a los que decían que la filosofía sólo era un capricho de los ociosos.
Un sofista se aproximó a Tales de Mileto e intentó confundirlo con las preguntas más difíciles, el sabio las respondió con sencillez y sin la menor vacilación.
Sus nueve respuestas, aún nos pueden enseñar mucho... ¡ahí os las dejo!
1. ¿Qué es lo más antiguo?
Dios, porque siempre ha existido.
2. ¿Qué es lo más bello?
El Universo, que es obra de Dios.
3. ¿Cuál es la mayor de todas las cosas?
El Espacio, porque contiene todo lo creado.
4. ¿Qué es lo más constante?
La Esperanza, porque permanece en el hombre después de que lo ha perdido todo.
5. ¿Cuál es la mejor de todas las cosas?
La Virtud, porque sin ella no existiría nada bueno.
6. ¿Cuál es la más rápida de todas las cosas?
El Pensamiento, porque en segundos nos permite volar hasta los confines del universo.
7. ¿Cuál es la más fuerte de todas las cosas?
La necesidad, porque es con lo que el hombre enfrenta todos los peligros de la vida.
8. ¿Cuál es la más fácil de todas las cosas?
Dar Consejos.
9. ¿Cuál es la más difícil de todas las cosas?
Conocerse a sí mismo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Vencer juntos (de nuevo)


Apenas publicado el post anterior, me han hecho saber que se trata de una leyenda urbana (gracias Marcos V Manzotti), y como rectificar es de sabios (aunque equivocados), pues que sepáis que no es una historia real, y que además a algunas personas les parece que desvirtúa el verdadero sentido de los juegos paraolímpicos. A pesar de todo, como me parece preciosa, dejo el post colgado.

Pero eso sí, a cambio, he encontrado estas imágenes de Barcelona, de las Olimpiadas de 1992, otro buen ejemplo de lo que significa vencer juntos, o de lo que significa una verdadera victoria.


martes, 11 de octubre de 2011

Vencer juntos

Hay una historia que ocurrió hace unos años, (o que por lo visto nunca ocurrió pero podía haber ocurrido) en las Paraolimpiadas infantiles de Seattle, y que siempre me emociona.
Nueve atletas, todos con algún handycap mental o físico estaban preparados sobre la línea de salida de los 100 metros. Con el disparo de la pistola, iniciaron la competición, no todos corriendo rápidamente, pero con ganas de llegar y vencer. Mientras corrían, uno de los muchachos cayó sobre la pista, dio un par de volteretas y empezó a llorar. Los otros ocho oyeron al muchacho llorar, ralentizaron el paso y miraron atrás. Se pararon y se volvieron todos ¡y volvieron atrás! Una chica con síndrome de Down se sentó junto a él y empezó a besarlo y a decir: "¿Ya estás mejor?" Después los nueve se abrazaron y caminaron hacia la línea de meta ¡Juntos!  Todos en el estadio se levantaron, y los aplausos duraron bastantes minutos.  Ojalá nos diesemos cuenta de que en la vida hay cosas mejores que vencer uno mismo, que es más importante en esta vida ayudar a los otros vencer, aunque esto comporte ralentizar el paso y cambiar nuestra carrera. 

P.S. Me corrigen esta historia, señalándola como leyenda urbana, rectifico por tanto su historicidad y os ofrezco la opinión de otras personas, que me parece muy respetable y acertada en cuanto a los Juegos Especiales... 
De todos modos la historia me encanta y creo en su enseñanza, por lo que dejo el post,  y aún creo que lo completaré en breve con otro. 
Un saludo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Si vives cada día como si fuese el último, algún día tendrás razón

Soy mackero, y además admirador de Steve Jobs, no sé si por eso también estoy hecho un friki.
Steve Jobs, fundador de Apple falleció anoche con sólo 56 años, en Palo Alto (California), acompañado por su esposa y otros familiares. 
Fue llamado el revolucionario del garaje, y se convirtió en un auténtico gurú que ha cambiado la manera de llamar, leer el periódico y hacer fotos. De algún modo ya es un mito.
Como homenaje os dejo lo que me fascina de él, más allá de toda su tecnología (que uso siempre que mi economía me lo permite).
Fijáos que útil puede ser para la vida, pensar en la muerte.

miércoles, 5 de octubre de 2011

He visto un poema

Sé que no va a ser popular. Sé que puede ser incluso polémica esta recomendación.
Acabo de llegar a casa de ver "El árbol de la vida" de Terrence Malick, una película, larga y lenta, y ciertamente no una película al uso.
El comienzo casi me cabrea, porque eso de que no sepan leer una cita bíblica tiene su miga (el doblador de turno -pues no creo que el fallo sea original- debía recordar de sus catequesis la palabra "versículo" y le parecía elegante introducirla)... pero inmediatamente se me olvidó el detalle y empecé a disfrutar, con preocupación de la opinión de quienes me han acompañado.
En algunos momentos la película me parecía aburrida (desde luego no es de palomitas), pero al terminar, me ha dejado un poso de buen sabor en el recuerdo, de imágenes de enorme belleza, y una música que se convierte en reflexión y permanece grabada en uno, porque forma parte del discurso.
Más que una historia, la película es un poema, es una meditación filosófica e incluso religiosa que se cuenta más allá de la narrativa... y que hace pensar.
Os la recomiendo (con precauciones) porque me parece una obra de arte. No os perdáis la banda sonora, que me parece un personaje más de la película; disfrutad de las magníficas y sencillas interpretaciones de todos los personajes; adivinad el nacimiento, la ilusión, la culpa y todo lo humano; fijaos en los pequeños detalles, desde el vuelo de la mariposa a los pequeños pasos del niño; observad la pulcritud y delicadeza con que se tratan los temas más diversos; regodeaos en las vidrieras y los árboles que señalan donde está Dios escondido, o jugando a los dados...
No sigo, que lo destrozo, no os la perdáis, pero no vayáis a ver una película... id a ver un poema.


El trailer lo dejo en inglés... para que no lleve a nadie a confusión (porque es bastante engañoso), pero para que podáis disfrutar de la música, la belleza de la imagen que se adivinan en él.

sábado, 1 de octubre de 2011

Una historia de santos

Hoy es el día de Santa Teresita del Niño Jesús, Teresa de Lisieux, una joven de la que podemos aprender mucho.
Cuando pensamos en los santos, a veces sólo vemos sus grandes momentos de santidad, pero poco somos capaces de comprender sus momentos de oscuridad. Así, me gustaría compartir con todos el precioso  y durísimo relato de la muerte de Santa Teresita. 
Porque está radiante la mañana de la Pascua. Teresa ve el sol tras largos días de niebla. Con el sol le brilla la fe. Se siente radiante como un serafín. Y, después de leer alguno de los terribles artículos que el tío Isidoro escribe en «Le Normand», a Teresa le parece mentira que pueda haber en la tierra gentes de ojos oscuros que no sean capaces de ver el espectáculo de Dios delante de la vista.
— No entiendo a los impíos, a los duros de alma. No entiendo a los que no creen en el Señor. Debe ser una postura, un rol, más que otra cosa. Una manera de presumir de fortaleza racionalista. Porque el Señor es como un fogonazo de luz delante de nuestros ojos.
No sospechaba Teresa en aquellos momentos que este esplendor de la fe le iba a durar menos que un suspiro. Le sucedió todo como si una inesperada tempestad se le volcara sobre el alma. Se le oscureció la fe, se le disipó la alegría, le pareció un cuento miserable la esperanza en el cielo.
— Ya no tengo más que lucha y tormento dentro de mí.
Lo peor, además, es que no encuentra las palabras para poder explicarse a sí misma o explicar a los demás a qué amarga hiel sabe esta experiencia.
— Hay que pasar por ella, dice Teresa. Hay que meterse en este túnel para darse cuenta de cómo es de invulnerable esta oscuridad.
Y su maduro talento literario le brinda una comparación que es tan espantosa como verdadera.
— Porque me imagino que he nacido en un país cubierto de espesa niebla y que nunca he contemplado el rostro risueño de la naturaleza inundada de luz y transfigurada por un sol radiante. Es cierto que desde la niñez estoy oyendo hablar de esas maravillas. Sé que el país en el que vivo no es mi patria y que hay otro al que debo aspirar sin cesar. Esto no es una historia inventada por un habitante de este país en que me encuentro, sino que es una verdadera realidad porque el Rey de aquella patria del sol radiante ha venido a vivir treinta y tres años en este país de tinieblas...
Teresa acepta comer el pan del destierro. Teresa jura que no se quiere levantar de esta mesa de amargura en que comen los pobres pecadores. Y pide compasión por todos: por ellos, por nosotros. Y si es necesario que un alma que le ame purifique la mesa que el pecado ha manchado, ella acepta comer sola el pan de la tribulación. La historia de luz, que en el alma de Teresa se parecía a un cuento de hadas, se ha cambiado pronto en una amarga experiencia de oración atribulada.
Ahora, en esta tiniebla, es cuando a Teresa le aterra el pensamiento de la muerte. No por la muerte misma como terminación de su tiempo, sino por la muerte como etapa inicial de una esperanza que no le va a cumplir lo que ella ha esperado siempre. «Te aguarda sólo una noche profunda, mucho más profunda cada día. Te espera la noche de la nada». Hay que leer estas palabras de Teresa y hay que levantar bajo ella el suelo de la angustia para darse cuenta de cómo fue de espantosa esta entrada de Teresa en el terreno de la muerte física a plazo fijo. Una muerte y una angustia que, sin embargo, debía disimular hasta extremos heroicos porque vivía en una comunidad en la que las cosas seguían sucediéndose como si a nadie, en medio de ella, le estuviera sucediendo este drama del espíritu. Teresa hace poesías y cuenta historias y difunde con gozo la fe.