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lunes, 3 de septiembre de 2012

El ritual de los Cherokee


El otro día me contaron una preciosa historia sobre el rito en el paso de la infancia a la juventud de los indios Cherokee.
Dicen que cuando el niño empieza su adolescencia, su padre lo lleva al bosque, le venda los ojos y se va, dejándolo solo.
Él tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no puede quitarse la venda hasta que los rayos del sol brillan de nuevo en la mañana.
Él no puede pedir auxilio a nadie. Una vez que sobrevive esa noche, ya es un hombre y se le debe considerar así.
Él no puede hablar con los demás acerca de esta experiencia que se considera secreta y privada, individual para cada uno, porque además, cada chico debe entrar en la madurez por sí mismo.

¿Qué ocurre durante esa noche? El niño está naturalmente aterrorizado. Escucha el viento soplar y la hierba crujir, sentado estoicamente en el tronco, sin quitarse la venda. Ya que es la única manera en que puede llegar a ser un hombre. Oye toda clase de ruidos... bestias salvajes que rondan a su alrededor, lobos que aúllan, quizás algún humano que puede hacerle daño.
Por último, después de esa horrible noche, aparece el sol y el niño se quita la venda... es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a él.
Su padre no se ha ido, ha velado toda la noche en silencio, sentado en un tronco para proteger a su hijo del peligro sin que él se de cuenta.

De la misma forma, nosotros nunca estamos solos. Aun cuando no podamos verlo, en medio de las oscuridades de la vida, Dios está a nuestro lado, velando por nosotros, sentado en un tronco. Ojalá aprendamos también nosotros a confiar y ser valientes...

2 cosas que me dicen:

Daniel Mora dijo...

Querido amigo Cura de la Granja. Puedo confirmar que este ritual que describes, no solo lo vive el pueblo Cherokee, pero también la nación de los Lakota.

Un cura dijo...

Muchas gracias, Daniel Mora, da gusto que a uno lo confirmen en estas historias. Gracias por pasar, leer, comentar y confirmar.