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miércoles, 10 de octubre de 2012

Día mundial contra la pena de muerte

No suelo escribir contra nada, pero escribir contra la pena de muerte es escribir para defender la vida. Y hoy, 10 de octubre es el día mundial contra la pena de muerte, que sigue siendo uno de los horrores de nuestro siglo. 



Hace tiempo en este blog, discutíamos sobre la postura de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte durante el siglo XX, que para muchos ha sido demasiado débil. Pero en los últimos años ha ido especificando progresivamente su postura doctrinal sobre la última pena, poniendo cada vez más objeciones a su aplicación.

Con motivo de la nueva edición del Catecismo, publicado en 1992 (impulsado por el papa Juan Pablo II, su redacción corrió a cargo de una comisión encabezada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger), no se introdujo una condena tan tajante de la pena de muerte como desde algunos sectores católicos se esperaba. Pero Juan Pablo II, en su encíclica Evangelium Vitae (1995), matizará lo que la Iglesia enseña y escribirá: 
"(...) sin que se deba llegar a la medida extrema de la eliminación del reo salvo en casos de absoluta necesidad, es decir, cuando la defensa de la sociedad no sea posible de otro modo. Hoy, sin embargo, gracias a la organización cada vez más adecuada de la institución penal, estos casos son ya muy raros, por no decir prácticamente inexistentes."

Es por eso que una revisión del Catecismo efectuada cinco años más tarde de su primera publicación, en 1997, dejó el texto de la forma siguiente: 

"La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si ésta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas. Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana" (CEC 2267).

Tristemente, las reservas de la Iglesia, contra su verdadera voluntad, han sido malutilizadas como apoyo a las posturas y las justificaciones de algunos defensores de la pena de muerte en el mundo. Pero afortunadamente, sigue siendo la voz de la Iglesia, en su Magisterio, en sus movimientos y en sus muchos ministerios... la que resuena fuerte en el mundo frente a la pena de muerte. Os dejo un enlace interesante al respecto.
Defendamos la vida, siempre, desde el primer instante de la concepción, hasta su fin natural. 

1 cosas que me dicen:

clara. dijo...

Recién he leído esto y desde luego la Iglesia no es la única en contra de esta práctica. Anula completamente aquello por lo que considero que debería existir la prisión: la reincorporación del preso en la vida social. ¿Quien somos para decidir si alguien merece morir, para ser sus verdugos, por muchas atrocidades que haya hecho? En realidad yo tampoco veo tan claro ni siquiera la cadena perpétua.

¿Viste los últimos vídeos del Domund? Supongo, pero porsi... Son increíbles.

http://www.youtube.com/watch?v=z5eSMYFNtRk