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sábado, 13 de octubre de 2012

¿Qué tiene que ver El Congo y su guerra conmigo y mi móvil?


Hace unos días, hablando con un grupo de catequesis sobre las injusticias de nuestro mundo me di cuenta una vez más de cuánto ignoramos en nuestra sociedad los mayores problemas de los que formamos parte, por eso recupero este post de hace ya varios años, pero que desgraciadamente, ni ha perdido actualidad, ni es hoy más conocido que entonces.

En el corazón de África existe un material llamado coltán (de columbita y tantalita que lo componen). Casi nadie habla de él y a casi nadie parezca preocuparle, pero puede llegar a ser más valioso que el petróleo (ya es conocido como oro gris). Es un superconductor de la electricidad y soporta el calor mejor que cualquier otro material, por lo que se utiliza en la tecnología más puntera.
Resulta que el 80% de las reservas mundiales de coltán están en la República Democrática del Congo, (antes Zaire) país desestabilizado tras años de conflicto fratricida y con una política débil y corrupta. Los países limitrofes se acusan mutuamente, especialmente Ruanda y Uganda ocupan militarmente parte del territorio congoleño y explotan el mineral en negociación con las grandes multinacionales.
El valor de este material es lo único que nos permite comprender por qué hay una guerra en este país desde el 2 de agosto de 1998, sin que nadie en Occidente se escandalice por ello. Millón y pico de refugiados ya se agolpan sin medios para sobrevivir en el Este del Congo. Y esta guerra lleva ya la friolera de dos millones ¡dos millones! de víctimas ante la pasividad y el silencio de la comunidad internacional (-¿Qué pasa en África?- pregunta mi amigo Mario).
Tristemente, un negocio internacional alimenta esta guerra y deja en la pobreza más absoluta a los ciudadanos de uno de los países más ricos del planeta, que trabajan en regimen de semiesclavitud en los complejos mineros congoleses. El último objetivo es dividir el territorio de la República Democrática de Congo en varios estados, facilitando aún más la explotación injusta de los recursos. Lo denunció Mons. Christophe Munzihirwa, arzobispo de Bukavu, que por no callar fue asesinado por el ejército ruandés.
El coltán está en las pantallas planas, en los ordenadores portátiles y en las consolas (como en el año 2000 faltó Coltán la PS2 tardó en salir al mercado), por supuesto también en las estaciones espaciales, los aparatos clínicos y el armamento militar. Pero más de la mitad del coltán va a parar a nuestros teléfonos móviles (con él fabrican componentes AMD, AVX, Epcos, Hitachi, Intel, Kemet, NEC... y lo usan Alcatel, Compaq, Dell, Ericsson, HP, IBM, Lucent, Motorola, Nokia, Siemens...). Sí, en tu móvil como en el mío, desde El Congo.
La prensa occidental no habla de nada de esto. Los políticos y la ONU expresan su “gran preocupación” y miran hacia otro lado. Ni siquiera las organizaciones pacifistas, tan preocupadas de otros conflictos (más llamativos seguramente) parecen preocuparse de los congoleses. Sólo la Iglesia ha intentado gritar una y otra vez contra esta explotación -hace apenas un mes lo hacían los obispos congoleses en Madrid sin que nos enterásemos-.
¿Y tú? ¿Y yo? Seguramente nos sentimos incapaces de hacer algo, tal vez sólo podemos pensarlo dos veces antes de cambiar de móvil, porque tampoco vamos a estar usando el móvil con remordimientos... Ya, es verdad... tal vez, sin coltan yo no estaría escribiendo, ni tú leyendo mi blog.
No sé si podemos cambiarlo, pero sí sé que al menos debemos saberlo. Y hacerlo saber.

3 cosas que me dicen:

Aioria90 dijo...

Muy bueno padre, no tenía idea de esto! Para pensar dos veces, es verdad!

Un cura dijo...

Ya ves las cosas que no nos enteramos. Un saludo y gracias por tu visita Aioria90

Pon tu mano Señor, antes que yo ponga la mía dijo...

Padre,gracias por darlo a conocer, ahora mismo me apropio del tema y lo difundo.
Abrazos y bendiciones