Subscribe:

Blogroll

lunes, 24 de diciembre de 2012

Sobre la mula y el buey y el Papa


San Agustín ha interpretado el significado del pesebre con un razonamiento que en un primer momento parece casi impertinente, pero que, examinado con más atención, contiene en cambio una profunda verdad. El pesebre es donde los animales encuentran su alimento. Sin embargo,ahora yace en el pesebre quien se ha indicado a sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, como el verdadero alimento que el hombre necesita para ser persona humana. Es el alimento que da al hombre la vida verdadera, la vida eterna. El pesebre se convierte de este modo en una referencia a la mesa de Dios, a la que el hombre está invitado para recibir el pan de Dios. En la pobreza del nacimiento de Jesús se perfila la gran realidad en la que se cumple de manera misteriosa la redención de los hombres.

Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen.En el Evangelio no se hab
la en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: «El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.»


Peter Stuhlmacher hace notar que probablemente también tuvo un cierto influjo la versión griega de Habacuc 3,2: «En medio de dos seres vivientes… serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás». Con los dos seres vivientes se da a entender claramente a los dos querubines sobre la cubierta del Arca de la Alianza que, según el Éxodo (25,18-20), indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios. Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza, en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para «el buey y el asno», para la humanidad compuesta por judíos y gentiles.


En la singular conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25,18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno. 








Estas son las páginas 76-77-78 del libro de J. Ratzinger, La infancia de Jesús, que tanta polémica despertaron... ¡qué os aprovechen!


Es mi modo de deciros este año: 


¡FELIZ NAVIDAD! 
¡QUE EL NIÑO DIOS, ALIMENTO DE LA HUMANIDAD OS BENDIGA!

martes, 11 de diciembre de 2012

Un zapato en la mano


Antoine Marie Joseph Artaud conocido como Antonin Artaud fue un poeta, escritor, director y actor francés, uno de los propulsores del arte absoluto y o llamado "total". 
Antonin Artaud murió sentado en su cama con un zapato en la mano cuando se disponía a salir de su habitación en el asilo donde vivía.
¿Nadie se ha preguntado, como yo, a dónde iba aquel día...?


lunes, 3 de diciembre de 2012

Casablanca (y IX): De finales que son comienzos (de nuevo)

Cuando me vine a dar cuenta, la entrada que había escrito me valía para ocho, y ahora escribo la última, para despedir el ciclo. 
De lunes a lunes ha sido una gozada pensar tanto sobre Casablanca, y compartir mis intuiciones con todos... y siento que podría seguir dándole vueltas al tema, y que seguirían habiendo entradas. Pero de momento, vale así. Os dejo como última reflexión una única frase, para todo el que quiera subirse al carro... es otra fase de las que, al final de la película, parecen un comienzo...

“Bienvenido a la lucha, esta vez sé que seremos los vencedores”.



domingo, 2 de diciembre de 2012

Casablanca (VIII): De finales felices


Y ya que ayer empezaba hablando de finales... otro detalle es el optimismo suave que se extiende al fondo de este drama con su final agridulce e inimitable, en el que cada personaje nos aparece imprevisible... cada uno tiene que tomar una decisión, en muchos casos dolorosa.
Pero curiosamente, todas sus decisiones están encajadas en la coherencia de los personajes... Renault “moviendose al viento que sopla”, Rick amando hasta sacrificarse por quien ama, Ilsa que forma parte de “un mundo de ideales maravillosos... creyendo que el amor es parte de un ideal”. Lo que a otros les cansa, a mí me impresiona. 
Sigo creyendo en un mundo de ideales y de personas firmes que en toda su debilidad y a pesar de ella, permanecen en el lugar que deben y asumen incluso la tarea más difícil, el sacrificio por un bien mayor...
Tienes que pensar por los dos, por todos nosotros”... es la petición enamorada que desbanca a quien había afirmado por dos veces "Yo no me juego el cuello por nadie" y que se había confesado a Ilsa: Ya no lucho por otra causa más que por la mía propia. La mía es la única causa para mí”.
Ver que el egoísmo puede ser desbancado y que el amor y la virtud acaban uniéndose, es una novedad en nuestra sociedad. Y ver que el sacrificio se abre a una nueva aventura, que no tiene que ser peor, también nos puede enseñar a vivir al máximo.
Creo que no hay un final en la historia del cine que hable tanto de nuevos comienzos, porque realmente supone el comienzo de opciones nuevas y que prometen una vida nueva...
“Quizás sea este un buen momento para empezar”; dirá Rick a Renault.
Así pues sirva el homenaje de estos ocho posts a todas las personas que están dispuestas a empezar de nuevo cada día. Y hoy, que comenzamos el año litúrgico, en este nuevo tiempo de Adviento, que todos nos dispongamos a empezar de nuevo.



Presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”.



sábado, 1 de diciembre de 2012

Casablanca (VII): De cómo se escribe la historia (o del comienzo del Adviento)


El final de Casablanca, si no lo supiésemos ya, es uno de los finales considerados más imprevisibles de la historia del cine. Cuentan que nadie podía presentirlo, entre otras cosas porque ni siquiera estaba definido cuando comenzó el rodaje de la película, ya que los guiones se escribían y reescribían continuamente. 
Dicen que Bergman no sabía bien de quién tenía que estar enamorada y que Bogart se irritaba por no conocer el desenlace. La película ganó el oscar al mejor guión, a pesar del gran número de escritores involucrados o tal vez precisamente por ello, que desde distintas visiones consiguieron un drama bien encajado y curiosamente optimista, una historia de vidas reales (hay quien las critica porque son demasiado positivas, curioso planteamiento en este mundo que disfruta en la tragedia). 


Pues a mí me encanta que las historias se vayan escribiendo, y que el final feliz sea siempre una esperanza, aunque aún sea un final desconocido.
- ¿Puedo contarte una historia?
- ¿Tiene un final feliz?
- Aún no sé qué final tendrá
- Tal vez se te ocurra mientras la vas contando

Sin complicarme mucho, ahora que comienza el tiempo de Adviento, me parece que esta reflexión encaja perfectamente.
Me gusta ver la complejidad de la historia, y pienso si el mejor guión de nuestras vidas, de nuestras historia, no es precisamente el que vamos escribiendo continuamente... A veces queremos tenerlo todo decidido, de modo claro y concreto, y nos olvidamos de que posiblemente lo mejor de nuestra historia está por venir y que tenemos que dejar a todos los guionistas de nuestra vida -el principal somos cada uno de nosotros- y al Buen Director, que vayan componiendo nuestra vida...
“Sigue siendo una historia sin final”