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viernes, 22 de febrero de 2013

Día del pensamiento

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El 22 de febrero, fiesta de la Cátedra de San Pedro, para los católicos, coincide también con la conmemoración del nacimiento, en 1857 de Lord Baden-Powell, a quien hace poco dediqué otro post, recordando su muerte. Baden-Powell, a la edad de 50 años y con muchas aventuras vividas, decidiría realizar un campamento con veinte muchachos para ofrecer una educación mediante el juego e intentar crear así un mundo mejor. Cambió el mundo y la vida de muchas personas. Es, por tanto para los scouts, el llamado Día del Pensamiento, en el que podemos reflexionar sobre los valores más profundos del escultismo.
Por eso comparto hoy con todos, no solo con los scouts, las últimas palabras de BP, el último mensaje del Jefe.




Si alguna una vez habéis visto la obra de “Peter Pan”, recordaréis cómo el jefe de los piratas estaba siempre haciendo su último discurso de despedida porque temía que posiblemente, cuando le llegara la hora de morir, podría no tener tiempo para darlo a conocer. Así me sucede a mí, y aún cuando no me estoy muriendo en este momento, esto tendrá que suceder uno de estos días, y deseo enviaros una palabra de despedida. 
Recordad: esta es la última que oiréis de mí, por lo tanto, meditadla.
He tenido una vida muy feliz, y deseo que cada uno de vosotros tengáis también una vida muy feliz.
Creo que Dios nos ha puesto en este mundo maravilloso para que seamos felices y gocemos de la vida. Pero la felicidad no proviene de la riqueza, ni simplemente de tener éxito en vuestra carrera, ni dándose uno gusto a sí mismo. Un paso hacia la felicidad es hacerse uno sano y fuerte cuando niño, para poder ser útil y así poder gozar de la vida cuando se es hombre. 
El estudio de la naturaleza os enseñará las cosas tan bellas y maravillosas de las que Dios ha llenado este mundo para que lo disfrutéis.
Estad satisfechos con lo que os haya tocado y sacad de ello el mejor partido. Ved siempre el lado bueno de las cosas en vez del malo.
Pero la verdadera manera de obtener la felicidad es haciendo felices a los demás. Tratad de dejar este mundo un poco mejor de como lo encontrasteis; de ésta manera, cuando os llegue la hora de morir, podréis hacerlo felices, sintiendo que, por lo menos, no habéis desperdiciado el tiempo sino que habéis hecho lo mejor que habéis podido.
“Estad preparados” (“siempre listos” de este modo, para viivr felices y morir felices: - aferraos a su Promesa Scout siempre, incluso cuando hayan dejado de ser muchachos- y Dios os ayude a hacerlo así.

Vuestro amigo,
Baden Powell


miércoles, 20 de febrero de 2013

Por un día...

Kurt Covain habría cumplido hoy 46 años. El año pasado lo celebró mucha gente, yo lo recuerdo este año... por un díita no coincidimos.
Sí, ayer fue mi cumpleaños.
Fue un día especial, como me gustaría que fuese cada día... en pocos días, cuando ponga en orden las intuiciones de ayer, os haré partícipes de ellas.
Hoy os dejo con este pequeño homenaje a quien durante mi juventud tanto me marcó, al hombre que mató a un genio (y al genio que mató al hombre). Lo sigo encomendando a la misericordia de Dios, mientras sigo disfrutando de su música y miro al mismo tiempo el regalo que supone la vida y la amenaza de la muerte, Miro al cielo, doy gracias y pido a Dios que todos seamos capaces de vivir.


lunes, 11 de febrero de 2013

¡Viva el Papa!


Estoy absolutamente impresionado. Cuando me he levantado esta mañana temprano para celebrar la Eucaristía en el monasterio de mis hermanas, no imaginaba que unas horas después estaría emocionado con esta noticia... y casi volcando lágrimas por un Papa vivo y que me impresiona una vez más por su humildad y entrega a la voluntad de Dios. 
Ahí os dejo sus palabras, que me han impresionado (aunque las traduccciones aún no sean oficiales). Y sólo puedo decir que doy gracias a Dios por un Papa como este, que vuelvo a fiarme de Dios y del Papa que nos ha guiado en estos años y estoy convencido de que será lo mejor para la Iglesia.
Sólo me queda decir: ¡VIVA EL PAPA!


Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Benedicto XVI, hace apenas una hora.