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jueves, 30 de mayo de 2013

Insomnio


Dio una vuelta más en la cama... ya casi no le quedaba nada en lo que pensar y seguía sudando el calor seco que le amortajaba. No le quedaba ya nada en lo que pensar, aunque, como siempre, empezaría a repetir los temas que le atormentaban. La oscuridad encubría su desasosiego y le ayudaba a crecer. Empujó las sábanas hacia abajo con los pies, y tuvo, finalmente que incorporarse para echarlo todo al suelo intentando vencer el calor de tanta tela. Se volvió a recostar, pero tuvo que acomodar la almohada, colocarle bien la funda y probar por tres veces uno y otro lado intentando saber cual de ellos era el más fresco de los dos. Se decidió por uno y se colocó abierto de piernas y brazos mirando al techo con los ojos bien abiertos, con las pupilas bien despiertas como para ver bien la oscuridad reflejada en el cielo de su noche y sus paredes y con ese dolor en la cuenca de los ojos de quien no consigue ni dormir ni descansar y ve temblar sus párpados vencidos por el cansancio y el sueño que no le dejan dormir.


(Hace tiempo que no publicaba ninguno de mis pinitos poéticos, ya sabéis que me cuesta... pero vuelvo a proponer ofreceros algo cada cierto tiempo de mis tontos escritos.)

martes, 28 de mayo de 2013

Decepción


Sabéis a estas alturas que siempre he tenido muchos personajes a los que he admirado... y que el vicio de leer mucho, me hizo conocer a grandes autores a los que he profesado casi devoción... uno de esos autores era Henry David Thoreau, un filósofo y poeta estadounidense (que ya es decir). Es considerado uno de los pioneros de la ecología y además un ideologo de la conocida hoy como desobediencia civil (que tanto me entusiasmó durante mi adolescencia y mi primera juventud y que aún hoy me convence en tantas cosas). Fue pionero en este sentido al proponer el pacifismo y la no violencia como método reivindicativo muchos años antes de que Gandhi, fuertemente influenciado por él,  proclamara estas ideas. También Martin Luther King expresó abiertamente su admiración por él.

Es el autor de algunas de esas frases que me han marcado para siempre en mis pensamientos, las que escribía en mis carpetas del colegio, y que hoy siguen siendo especiales: "El hombre es artífice de su propia felicidad"; decía (y sigo compartiéndolo con matices), y lo llevaba escrito en mi carpeta de matemáticas.
Entre sus consejos, una palabra que repetía continuamente y que nunca he dejado de utilizar (de hecho algunos comprenderán ahora de donde viene mi conocido consejo: "Simplifica, simplifica"

Pero sobre todo, me sigue conquistando aquel consejo que daba:
"Vive la vida que has imaginado"

En su obra más conocida, titulada Walden, el ideólogo narra los dos años, dos meses y dos días que vivió en una cabaña construida por él mismo, cercana al lago Walden. Con este proyecto de vida solitaria, al aire libre, cultivando sus alimentos y escribiendo sus vivencias, Thoreau pretendía demostrar que la vida en la naturaleza es la verdadera vida del hombre libre que ansíe liberarse de las esclavitudes de la sociedad industrial y que la comprensión de los recursos de la naturaleza, sus reglas, sus recompensas, son un camino que el hombre no debe olvidar... 
No deja de ser genial, y este post no deja de ser un homenaje... pero ahora me he llevado una pequeña decepción. 
Henry Thoreau se fue a los bosques para escribir su Walden, y ahora, un montón de años después voy yo y descubro que durante su estancia allí su madre acudía a diario para lavarle la ropa y hacerle la comida.

En fin, nadie es perfecto. 

miércoles, 22 de mayo de 2013

Amar la Palabra



Esta es la imagen de un grupo de cristianos en China al recibir un paquete con las Sagradas Escrituras... su emoción, sus lágrimas lo dicen todo... y yo me pregunto cuántas veces se me olvida qué grande es tu Palabra.


Así dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»
(Isaías 55, 10-11)

domingo, 19 de mayo de 2013

300 (y ya 301)

No me había dado cuenta, pero el anterior post era el número 300... y  en este, me parecía interesante reseñarlo...
¡Cuánto ha llovido desde aquel post número 100El 200 pasó desapercibido y no sé cuál fue... y me alegro que ese número redondo haya sido dedicado a los scouts.

¿Llegaré a los 400?


La imagen es inevitable para un friki como yo, cuando se trata este número.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Mi móvil o la Palabra



En la nueva serie de posts que os anuncié el otro día, recupero un post antiguo, pero que me parece que merece inaugurar mis reflexiones esta comparación sencilla: ¿Te imaginas qué pasaría si tratásemos a la Biblia como a nuestro teléfono móvil?
Y aunque no soy de los muy apegados al móvil (antes de que los conocidos me pongan verde diciendo que yo nunca lo cojo), me puse a pensar qué ocurriría si fuese así:
  • Siempre llevaríamos la Biblia con nosotros.
  • Incluso daríamos la vuelta para buscarla cuando se nos olvidase en casa.
  • A lo largo del día, le echaríamos un vistazo cada poco tiempo, para ver si todo está en orden.
  • Nos sentiríamos como si no pudiésemos vivir sin ella.
  • La usaríamos para mandar mensajitos a nuestros amigos, acompañarlos y ayudarles.
  • Sería una ilusión para los padres poder regalársela a los hijos. Y para los hijos poder enseñársela a los amigos.
  • No viajaríamos sin ella.
  • Nos daría una sensación de seguridad y protección en caso de emergencia.
Tendría además, varias ventajas... que la Biblia nunca está fuera de cobertura y siempre está disponible, funciona en cualquier lugar. No necesitamos recargar sus baterías, porque está cargada siempre. Además, su saldo es para toda la vida, para esta y para la eterna.
Y seguramente hay más ideas que se os pueden ocurrir, podéis ir añadiendo en vuestros comentarios.
Releer continuamente la Palabra puede ser una buena opción para todos en nuestra vida.

martes, 14 de mayo de 2013

Releer la Palabra

Hace unos días, un estudiante de periodismo me hacía una entrevista sobre la Iglesia y los medios de comunicación, internet y las redes sociales, especialmente. Y me hizo pensar de nuevo en lo que significa para mí este blog y este mundillo de la red. 
Me preguntaba si para la Iglesia es más importante el mensaje o el conseguir "captar audiencia" y yo le explicaba que en la evangelización, la Iglesia no puede renunciar ni al mensaje ni a los seguidores, porque frente a la visión empresarial que se impone en el mundo, el mensaje que la Iglesia transmite no conlleva un bien para sí misma, sino para el seguidor que lo acoge. 
La Iglesia por tanto tiene que ser muy fiel al mensaje y al mismo tiempo preocuparse tremendamente de las necesidades del seguidor. Al pensar en todo eso, volvía a recordar mi blog, que nace de la convicción de que nada humano es ajeno a la Iglesia (porque nada humano es ajeno a Jesús, y desde la Ascensión -que celebramos el domingo- tampoco a la Trinidad). 
El Papa Benedicto XVI hablaba de internet como “una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad”. Así lo intento yo desde este año con este blog. A veces parece que las "cosas de cura" están reñidas con las vivencias personales. Sin embargo yo no puedo separar mi vida y mi ministerio. 

En este tiempo en que mi blog se va renovando, como habéis visto, y que voy sacando del baúl de lo nuevo y de lo viejo, me gustaría entre mis intuiciones, y sin perder el estilo del blog, poder compartir también con todos algo que para mí es muy importante. Sabéis que estudié en Roma unos años que para mí fueron maravillosos, lo expliqué hace años en un post. Desde entonces una de los aspectos más importantes de mi ministerio como sacerdote ha sido el estudio y la enseñanza de las Sagradas Escrituras.
La Palabra de Dios es diálogo, es relación, es el encuentro entre Dios y nosotros. Por eso, a partir de hoy inauguro esta nueva serie de posts, que quieren ser una relectura de la Palabra de Dios desde la vida, dentro de mi propia experiencia personal. No quiero dar clases sobre Biblia en mi blog, tampoco soltados aquí mis homilías, el que quiera oirlas que se acerque por mi parroquia, no quiero explicaros nada técnico, pero sí haceros partícipes de lo que llena de sentido todos mis otros posts... la relación personal con el Señor, que se plasma continuamente a través de su Palabra. 
Espero que todos estos posts, que a partir de ahora quiero compartir con vosotros os sirvan.
No penséis que quiero dar lecciones, sólo pretendo seguir releyendo la Palabra con vosotros y desde mi vida y los acontecimientos que comparto en cada post con todos vosotros.
Consciente de la solidez y la estabilidad de la Palabra, de su fuerza creadora y regeneradora, de su actualidad, su perennidad y su capacidad transformadora... quiero a partir de ahora hablar un poco sobre la Palabra de Dios y hablar desde la Palabra de Dios.
Ya me diréis qué os parece todo esto (y por cierto, animaros a comentar, que últimamente está la cosa muy aburrida).





martes, 7 de mayo de 2013

La respuesta está soplando en el viento


Hace unos días comía con unos chavales de la parroquia en un lugar que nos encanta, de buena comida y buena música y sonó una canción especial para mí y que ellos no reconocían... (y lo peor fue que la reconocieron con  la horrible versión de ofertorio que se canta a veces en Misa).
 El caso es que la canción me encanta, cantada por Joan Baez o por Bob Dylan, me emociona y les prometí que la compartiría en estos días, para que todos pudieran disfrutar de su música y de su genial letra.
La canción la compuso y la cantó a los 21 años, Bob Dylan.  Es una canción preciosa, que se comprende mejor viendo su origen. Es el año 1962... tiempos de crisis, guerras  que estallan, discriminación racial y religiosa, conflictos sociales, violencia... así se comprenden las preguntas sobre la paz, la guerra, la compasión, la libertad... y así emociona más cómo “Blowin’ in the Wind” los trata con una esperanza que creo que aún merece la pena tener en cuenta aún en estos tiempos de crisis. Disfrutad.


How many roads must a man walk down before they call him a man?
¿Cuantos caminos debe un hombre recorrer antes de que lo llamen un hombre?

How many seas must a white dove sail before she sleeps in the sand?
¿Cuántos mares deberá uma paloma blanca navegar antes que pueda dormir en la arena?

How many times must the cannonballs fly before they are forever banned?
¿Cuántas veces aún las balas de cañón volarán antes de ser prohibidas para siempre?

The answer my friend is blowing in the wind... The answer is blowing in the wind
La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento...


How many years must a mountain exist before it is washed to the sea?
¿Cuántos años debe una montaña existir antes de que  se deshaga en el mar?

How many years can some people exist before they’re allowed to be free?
¿Cuántos años debe alguna gente vivir antes de que se les permita ser libres?

How many times can a man turn his head and pretend that he just doesn’t see?
Y ¿Cuántas veces puede un hombre volver su cabeza y fingir que simplemente no ve?

The answer my friend is blowing in the wind... The answer is blowing in the wind
La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento... 


How many times must a man look up before he can see the sky?
¿Cuántas veces debe un hombre alzar la mirada antes de que pueda ver el cielo?

How many ears must one man have before he can hear people cry?
¿Cuántos oídos debe un hombre tener hasta que pueda oír el llanto de su prójimo? 

How many deaths will it take ‘till we know that too many people are dying?
¿Cuántas muertes serán aún necesarias hasta entender que muere demasiada gente?

The answer my friend is blowing in the wind... The answer is blowing in the wind
La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento... 


domingo, 5 de mayo de 2013

El Dios de mis milagros



Señor, yo te amo porque 
juegas limpio; 
sin trampas -sin milagros-: 
porque dejas que salga, 
Paso a paso, 
sin trucos -sin utopías-, 
carta a carta, sin cambiazos, 
tu formidable solitario.


Me encanta este precioso poema de León Felipe, me gusta mucho desde la primera vez que lo vi, hace ya bastante tiempo. Por eso lo recuerdo como una de mis viejas reflexiones. Hoy lo he reencontrado por ahí, y quiero compartirlo con todos. A algunos les parecerá un poco indiferente, pero a mí me  encanta como describe el Dios bueno que yo conozco, al Padre que me deja ir paso a paso y que aparece no de modo extraordinario, sino en los pequeños milagros de cada día. 

Que Dios siga bendiciendo cada pequeño momento de nuestra vida.